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La Amazonía habla: por primera vez, los indígenas enseñan al mundo desde Leticia

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Un chamán uitoto podrá explicar en vivo por qué el yagé cura mientras un taita mira su celular para ver cuántos colombianos están conectados desde Medellín o Cali. Ese es el verdadero parteaguas de la nueva Radio Nacional en Leticia: por primera vez el conocimiento ancestral no será documentado por antropólogos sino transmitido directamente por sus dueños. La tecnología de punta instalada en la selva convierte a abuelos analfabetas en influencers ambientales con alcance global.

Pero aquí no se trata de dar papaya. Las comunidades llevan décadas escuchando promesas de conectividad que se esfuman con los cambios de gobierno. ¿Qué garantiza que esta no será otra obra inconclusa cuando llegue el próximo gerente de RTVC? El historial de abandono en fronteras es más elocuente que cualquier discurso oficial. Inravisión ya funcionaba en Leticia, cierto, pero con equipos obsoletos y señal intermitente que la convertían en una voz fantasma.

La inversión en estudios de radio, sets de televisión y talleres comunitarios suena impresionante. Sin embargo, las comunidades se preguntan por qué no se fortalecieron las 14 emisoras locales que ya operan con precariedad en el Amazonas. ¿Es soberanía o colonialismo tecnológico? Mientras Hollman Morris anuncia la emisora como ejercicio de soberanía, los comunicadores indígenas temen que su programación termine dictada desde Bogotá.

Oídos sordos.

El mantenimiento de equipos de última generación en la humedad amazónica requiere presupuestos que superan cualquier partida habitual. La corrosión devora circuitos en meses. Los técnicos especializados no abundan en una región donde llegar desde Bogotá toma tres días entre avionetas y lanchas. ¿Quién pagará la factura cuando se dañe el transmisor o fallen los satélites? El silencio oficial sobre estos detalles habla más fuerte que los anuncios.

Por primera vez el Estado reconoce que tiene más que aprender que enseñar en la Amazonía. Eso es un vuelco histórico. La emisora podría convertirse en la primera aula global donde Colombia escuche por fin a quienes han protegido el pulmón del mundo. Pero si se politiza o abandona, será otra herida abierta en la frontera.

La verdadera señal de soberanía no es tener tecnología. Es confiar en que los pueblos saben usarla sin tutelajes.