El vuelo de la incertidumbre: 4 millones de pasajeros y toneladas de café colombiano dependen de una apuesta estatal sin precedentes

El 1 de septiembre despertará con una realidad distinta para el cuarto aeropuerto más importante de Colombia. Aerocivil, históricamente fiscalizadora, tomará las riendas operativas de una terminal que mueve 13.000 toneladas de carga anuales y conecta al suroccidente con el mundo. Pero aquí no hay margen para errores. Un solo día de desconexión internacional podría costarle a un exportador de café vallecaucano contratos cultivados por años en Europa.
¿Está realmente preparada una entidad estatal para asumir este reto sin precedentes? La pregunta ronda como un avión en espera de aterrizaje entre los empresarios de la región. Históricamente, la administración directa de aeropuertos por parte del Estado ha mostrado fisuras operativas. Pero el gobierno del cambio asegura que esta vez será diferente.
Casi 4 millones de pasajeros movilizados entre enero y julio dependen de que la transición no dé papaya a las fallas. Detrás de cada número hay historias concretas: el floricultor que envía sus rosas a Miami, el estudiante que viaja a Bogotá para tratamientos médicos, las familias que se reencuentran después de años.
Silencio.
Mientras tanto, en las mesas técnicas avanzan las verificaciones de los 14 subsistemas que conforman la infraestructura. La reversión es un proceso técnicamente complejo, pero humanamente crítico. Milena Jiménez Hernández, vicepresidenta de Gestión Contractual, insiste en que el cronograma se cumple. Pero los empresarios recuerdan que los papeles vuelan distinto cuando se enfrentan a la pista real.
El verdadero termómetro no estará en los informes de reversión. Se medirá en la puntualidad de los vuelos, en la temperatura de las bodegas de carga perecedera, en la conectividad que mantiene viva la economía del Pacífico. Esto no es un trámite administrativo. Es la arteria comercial de una región entera.
Por primera vez, el Estado asume directamente un aeropuerto de esta magnitud sin un concesionario de por medio. El gobierno promete que será puente hacia una nueva concesión más moderna y con altos estándares. Pero entre el dicho y el hecho hay mucho trecho aeronáutico.
Los 1.500 empleos directos e indirectos observan con expectativa. ¿Será la operación estatal capaz de mantener la eficiencia que exigen los mercados globales? La respuesta comenzará a escribirse el primer minuto del primero de septiembre. Mientras tanto, el café sigue saliendo. Los pasajeros siguen viajando. La vida no espera reversiones.